Reflexiones 2.0 (Enterprise y Personales) de Marco Cimino

un momento de pausa entre la presión de cada día….

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Me posiciono, luego existo!

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[tweetmeme source=”mcimino” only_single=false] En muchas ocasiones las empresas que no se dedican a la venta por Internet concentran sus esfuerzos de la estrategia online en la «presencia en la red» y en la «fidelización» de los clientes, perdiendo (a mi parecer) de vista las etapas que componen un proyecto web: Captación, Conversión y Fidelización.

La captación (atraer mis clientes potenciales a mi web o bien optimizar la visibilidad de mi web para mi mercado potencial, que es lo mismo) es la primera parte de cualquier proyecto web, independientemente de mi mercado, mi producto y mi modelo de negocio. Parece evidente y de sentido común. Aún así es bastante habitual la creencia por parte de las empresas que no implementan un modelo de venta directo que el posicionamiento y visibilidad son importantes sólo si nos dedicamos a un publico de consumidores finales y sólo si nuestros productos se pueden adquirir online.

Bastante evidente el caso de sectores como turismo y retail (y muchos otros) en los cuales la lucha por las primeras posiciones en Google se lleva miles y miles de euros anuales en SEO.

Una vez atraído el público potencial, los esfuerzos se concentran en el proceso de conversión. También en este caso es bastante común el confundir «conversión» con «venta» y por lo tanto el limitar la conversión única y exclusivamente a las empresas que venden sus productos a través de la red. En el mundo B2B, donde habitualmente los productos no están disponibles en la red, la conversión puede ser un formulario de contacto o incluso (mucho más difícil de medir) la llamada telefónica para pedir información o solicitar la visita de un comercial.

En cualquier caso el querer limitar la funcionalidad de la web a simple tarjeta de visita para todos aquellos que han recibido información de mi empresa y mis productos a través de canales tradicionales (visita de un comercial, email, boca oreja, etc) para ampliar la información o simplemente ver «que pinta hace la web de aquella empresa» es absolutamente limitativo para un canal que hoy en día ofrece un potencial muy interesante.

Por lo tanto no «convertimos» solo aquellos que nos dedicamos a la venta online (y no se porqué hablo en primera persona 🙂 ), sino también convierten aquellos cuyos productos no están dirigidos al gran público y no se pueden adquirir por Internet.

Y finalmente llega la fidelización, sobre la cual normalmente todos estamos de acuerdo. Un cliente satisfecho y fidelizado normalmente genera ventas recurrentes, habla bien de nuestra marca, genera ventas a medio / largo plazo y es una persona menos que habla mal de nosotros. 🙂

Os propongo un simple ejercicio para entender la importancia de la visibilidad para cualquier tipo de empresa.

Imaginemos una empresa química que se dedica a la producción y venta de detergentes industriales (brrrrr no muy cool, la verdad 🙂 ), que se dirige al mercado nacional e internacional y no vende sus productos por internet. En primer lugar porqué su cliente tipo no está acostumbrado a comprar por internet y en segundo lugar porqué el producto necesita de un soporte pre y post venta muy especializado para orientar al cliente sobre los tipos de detergente disponibles en función de los materiales y ambientes a tratar.

No es lo mismo limpiar el suelo de un parking que el suelo de una planta de fabricación de medicamentos. O igual si, pero vamos a suponer que no.

Si dedicásemos muy pocos esfuerzos al posicionamiento y visibilidad de nuestra web (porque suponemos que nuestros potenciales clientes no se dedican a buscar proveedores por internet), nuestra página se posicionará en base a sus contenidos. El resultado (que simulamos a través de la herramienta para palabras clave de Google, una herramienta que nos permite hacer «espionaje» sobre las tendencias de búsqueda 🙂 ) es que Google indexará nuestra página por «detergentes industriales«, apareciendo en los resultados de búsqueda en un promedio de 480 búsquedas mensuales a nivel nacional (3.600 búsquedas a nivel mundial por la misma palabra). Los 480 resultados de búsqueda representan en efecto mi capacidad de llegar al mercado potencial.

Pero si quisiéramos tener una visión aproximada de nuestro mercado potencial (sobre el cual Google es hoy en día una ventana con una cierta fiabilidad), deberíamos realizar la misma simulación sobre el conjunto de palabras claves similares e inherentes a nuestros productos. Volvemos a pedir ayuda a Mr. Google que nos devuelve un conjunto de 61 palabras, que generan un total de 730.000 búsquedas mensuales (en España) y 2.200.000 búsquedas mensuales en en mundo. De esta forma tendremos una visión más o menos real de todas las búsquedas que se realizan en internet por parte de diferentes personas que buscan información de detergente industriales e las distintas combinaciones de búsqueda (limpieza industrial, productos limpieza industrial, desengrasante industrial, etc etc).

Si estos números (salvo errores u omisiones) representan mi mercado potencial, mis 480 resultados de búsqueda representan un 0,06% de mi mercado potencial nacional, así como mis 3.600 representan un 0,16% de mi mercado global. Que dicho de otra manera, quiere decir que el resto de mi mercado potencial a internet se lo lleva mi competencia!! Espeluznante!!

Cuanto estaríamos dispuestos a pagar para tener la oportunidad de «convertir» algo en ese 99,94% de mercado que queda?

Me posiciono, luego existo!

Written by Marco Cimino

marzo 15, 2011 at 8:57 am

Posicionate como puedas

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[tweetmeme source=”mcimino” only_single=false] El constatar que tampoco este año me dará tiempo de pasarme por eCommretail 😦  , me hace reflexionar sobre la creciente importancia del posicionamiento en buscadores.

Está claro que muchas marcas se están planteando la presencia en internet con el objetivo de incrementar las ventas, más claro aún en los casos en que el canal digital representa el único canal de ingresos de determinados modelos de negocio. Afiliados (típicamente las plataformas de venta de viajes), tiendas virtuales, outlets, shops online de los proprios fabricantes y cualquier otra variante, sufre del mismo mal (desde perspectivas diferentes): el posicionamiento en buscadores.

Desde la competencia de sus proprios afiliados o distribuidores (en el caso de las compañías aéreas y los portales de reserva), hasta las tiendas online multimarca que compiten con los proprios fabricantes de productos, pasando por quienes en principio no venden nada online más allá de la reputación y visibilidad de sus productos.

Y hablando de reputación, también hay que tener en cuenta que una manera de mejorar la reputación es ocupar el mayor número de posiciones en los buscadores, relegando en páginas de resultados «lejanas» aquellos comentarios que tan poco gustan a nuestra dirección general.

Y hablando de visibilidad, está claro que si nuestro producto no se llama «coca-cola«, tendremos ayudar a nuestros posibles clientes a encontrarnos, otra vez, posicionandonos en las primeras posiciones de los resultados y no de cualquier búsqueda, sino de «sus» búsquedas. Es decir,  que además no es suficiente que nos encuentren siempre en las primeras posiciones como el perejil en las recetas de pasta italiana, sino que debemos aparecer solo en los casos en que la cadena de búsqueda sea coherente con nuestros productos y servicios.

Y como me han enseñado que cuando intento explicar un concepto y al final no acabo de entenderme ni yo mismo, lo mejor es hacer un ejemplo de fútbol o similares; lo que os quiero decir es que si somos una entidad financiera que vende «fondos de inversión«, deberíamos intentar no aparecer cuando estás buscando «fondos de pantalla para windows«. Tela marinera!!

En mayor o menor medida, todos somos víctimas del efecto «pereza» que previene al «navegante» de ir más allá de la segunda o tercera página de los resultados de búsqueda y que nos catapulta en la guerra por conquistar las primeras 3-4 posiciones de la primera página de resultados de «Gugel» a golpes de talonario, porqué sin visibilidad no somos nadie (a menos de que no seamos la Coca-Cola) , sin posicionamiento no existimos, sin visitas nos hay conversión posible.

Y cómo luchamos para garantizar nuestra supervivencia? A mano!! (léase manualmente).

Si señor, con nuestras manos desnudas combatimos contra el monstruo de los motores de búsqueda, arañando poco a poco con el sudor de nuestra frente alguna que otra posición, mientras nuestros competidores hacen exactamente lo mismo. Y todo esto con nuestras proprias manos!

Os imagináis como cambiaría el mundo (y que cara se le quedaría al monstruo) si existiera un gestor de contenidos capaz de analizar semanticamente los contenidos de nuestra web, interpretar el texto, extraer las palabras clave, confrontarlas con los trendings de gugel para ese idioma y país con el fin de optimizarlas?

Os imagináis que el gestor de contenido fuera capaz de utilizar las palabras claves optimizadas y ponderadas con su densidad para generar las URLs amigables, las descripciones de nuestras páginas web, el título de los parágrafos,  los nombres de las imágenes y sus respectivas descripciones?

Os imagináis además que el gestor de contenidos fuese capaz de resolver semanticamente cualquier URL inexistente, obviando a molestos errores de página no encontrada, eligiendo la página que más se acerca al contenido de la página buscada? Y que además el gestor de contenido fuese capaz de generar un sitemap como cualquier araña hubiera siempre soñado?

Un gestor de contenido que en definitiva fuese capaz de hacer hablar a los editores de contenidos el idioma SEO, ayudando a posicionar nuestras páginas en aquellas posiciones tan cotizadas.

Por favor, que nadie me despierte. Estoy soñando! 🙂

Written by Marco Cimino

marzo 2, 2011 at 8:36 am

Web 2.0, una moda o una oportunidad para las empresas? (tercera parte)

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[tweetmeme source=”mcimino” only_single=false]

Una vez analizado en los artículos anteriores de que trata la filosofía 2.0 e cuales son los mecanismos que regulan las principales redes sociales, ha llegado el momento de definir un plan de acción: finalmente hemos decidido que nuestra empresa participará en el mundo delas redes sociales y necesitamos por lo tanto de una estrategia de acercamiento.

Empezamos (obviamente) por el principio:

1)      Definir los objetivos

Es absolutamente necesario conocer desde un buen principio cuales serán nuestros objetivos; por toda una serie de razones.

Sin objetivos no sabremos nunca si hemos cubiertos las expectativas y por lo tanto tampoco podremos justificar si nuestro trabajo está cumpliendo con lo que nuestra dirección se espera de nosotros (y todos queremos conservar nuestro lugar de trabajo, no? 🙂 )

Además los objetivos nos ayudan a no perder de vista el punto de destinación, evitando que nos dispersemos en el camino, cambiando continuamente rumbo (causa me muchos proyectos iniciados y nunca acabados). Y, finalmente, los objetivos permiten valorar si nuestra estrategia es la correcta, utilizando también puntos de control intermedios si estamos hablando de estrategia a medio y largo plazo.

Los objetivos pueden ser cuantitativos (quiero aumentar mi cifra de negocios en un 5%) o bien cualitativos (quiero mejorar la imagen de mi marca). Obviamente en el caso de objetivos cualitativos nos vendrá muy bien determinar una serie de indicadores equivalentes que permitan valorar los resultados. En nuestro ejemplo, mejorar el imagen de marca (o la experiencia de usuario con nuestro producto) se podría mesurar con el conseguimiento de un determinado números de fans, o, en alternativa, con una disminución de fans a facebook, o en alternativa con una disminución del número de llamadas al servicio de post-venta del 5% en 6 meses.

En todo caso, intentemos mantener los pies en el suelo y de no ponernos objetivos inalcanzables o poco creíbles, sobretodo si estamos a nuestra primera experiencia con las redes sociales.

Recordad aquella frase de mi amigo Mau que me gusta tanto: el X% de los usuarios recomienda su marca preferida en las redes sociales. (no perdáis este post de Mau!!)

Gracias a los Social Media tenemos la posibilidad de que infinidad de gente acabe recomendando nuestra marca. Pero evidentemente nuestra labor es ser capaces de convertirnos en su marca preferida y además fuera de los “Social Media”.

2)      Definamos nuestro target

También en las redes sociales es necesario analizar nuestro mercado y definir cuál es nuestro target. Tenemos que pensar en acciones personalizadas sin perder de vista los objetivos que hemos marcado y la tipología de clientes a la cual nos estamos dirigiendo.

La segmentación nos ayudará además a definir en qué plataformas sociales debemos actuar, cuáles resultan más interesantes para nosotros y el tipo de acción que queremos utilizar en cada una de ellas.

Es importante analizar en detalle la tipología del cliente, desde la perspectiva demográfica y geográfica, así como su perfil social. Cuáles son sus intereses, sus costumbres, sus amistades y también la manera de interactuar con los diferentes medios sociales, para acabar definiendo su perfil socio-tecnográfico.

En nuestro ejemplo (pasión por la fotografía) podríamos encontrarnos un perfil de candidato de edad comprendida entre 20 y 50 años, de ambos sexos pero con una cierta prevalencia masculina, formación superior, amante de los viajes y de la electrónica de consumo, que realiza actividad física al menos 1 vez por semana, con un potencial de destinar el 10% de sus ingresos a su pasión por la fotografía.

Desde el punto de vista socio-tecnoráfico, se trata de personas que participan activamente en las redes sociales, comparten fotos y trucos para realizar tomas únicas, participan  en blog especializados y normalmente prefieren una o al máximo dos marcas de cámaras.

3)      Construir nuestra identidad digital

Para construir la imagen de nuestra marca en internet será necesario preparar previamente su identidad digital. Habrá que tener en cuenta los atributos de nuestra marca, el segmento al cual nos dirigimos, cuáles son nuestros objetivos y, por supuesto, el posicionamiento en los canales offline, para garantizar la coherencia necesaria entre On y Offline.

Un buen punto de partida puede ser un ejercicio de posicionamiento de nuestra marca. Si previamente no hemos realizado este ejercicio para el posicionamiento offline, posiblemente haya llegado el momento  de hacerlo, definiendo los atributos que queremos que nos distingan y nos permitan posicionarnos en la mente de nuestros clientes. No olvidemos que nuestro posicionamiento deberá ser (gracias Jaime por aclararme las ideas 🙂 ):

–          Único: para ocupar una posición en la mente de las personas, nuestra propuesta deberá destacar solo un atributo.

–          Relevante: no sirve un posicionamiento cualquiera. Deberemos ser verdaderamente relevantes para nuestro target.

–          Claro: no podemos confundir nuestro consumidor. Más clara nuestra posición, más fácil será que ocupemos un espacio preferencial en su mente.

–          Diferenciador: el posicionamiento nos ayuda a ser diferentes de nuestra competencia, hay que aprovecharlo.

Llegados a este punto tendremos todos los elementos para definir nuestra identidad digital:

–          Personalidad (moderna, conservadora, gamberra, etc)

–          Lenguaje (formal, informal, desenfadado, etc)

–          Imagen (logo, avatar, persona real, directivo o persona de relieve en la empresa)

–          Contexto (experto de productos, soporte al cliente, ayuda, divulgación, etc)

Que constituirá la guía de estilo de nuestra presencia en las redes sociales.

En el ejemplo anterior, nuestra imagen podría ser el avatar de un personaje inventado que ama viajar y evidentemente la fotografía, con una personalidad moderna y aventurera, un lenguaje informal pero correcto, experto en fotografía y con la vocación de publicar información útil (trucos y técnicas, enfoques, pruebas de nuevas cámaras, etc) a la vez que publica sus trabajos en los distintos lugares que visita.

Llegados a este punto solo nos queda la definición de las acciones en los distintos medios sociales, y su planificación en el tiempo. Estos serán los argumentos del próximo (y último post) de esta “miniserie” dedicada a los social media.

(to be continued…)

Written by Marco Cimino

octubre 15, 2010 at 11:00 am

uno, dos, tres.. innovando, innovando

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Una de las grandes obsesiones de los últimos años ha sido (y sigue siendo) la innovación. Las empresas, los directivos, Products Managers, responsables de Desarrollo de Negocio, Marketing han estado preguntándose uno y otro día cómo mejorar la posición en el mercado, ofreciendo productos y servicios realmente innovadores.

Todos hemos pasado por esto y la mayoría de nosotros hemos creído que la mejor manera de innovar fuera el crear algo innovador, buscando y rebuscando un producto o servicio que nos facilitara nuevos clientes y nuevas ventas.

Es así cómo la búsqueda de la innovación ha facilitado la super-producción que estamos viviendo en la última década en la cual nos encontramos con compañías telefónicas que venden contenidos o seguros de vida, grandes consultoras de estrategia que crean servicios de outsourcing de bajo coste, fabricantes de hardware que distribuyen productos de software y un sinfín de combinaciones que han ayudado al consumidor a desarrollar la capacidad de distinguir la oferta de valor del resto de oferta que encontramos en el mercado. Todo el mundo vende de todo y aunque es evidente que hay un exceso de oferta seguimos pensando que cuanto más amplio sea nuestro porfolio de productos y servicios más oportunidades tendremos de llevarnos algo. O al menos hay personas que la piensan así!

La frenada en seco de la economía ha acentuado esta tendencia, por efecto de la búsqueda desesperada de nuevos negocio por parte de las empresas que temen por su futuro. Aquello de «diferenciarse o morir» que algunos han interpretado al pié de la letra, diferenciando su porfolio de productos e invadiendo un terreno desconocido.

Un terreno doblemente difícil, por ser muchas veces desconocido por el explorador y, normalmente, por estar poblado de empresas que llevan tiempo jugando la partida.

Pero si queremos innovar de verdad quizás deberíamos hacer el esfuerzo contrario: fortalecer aún más lo que sabemos hacer, focalizando y especializando nuestro negocio, cambiando el punto de vista, poniéndonos en la piel de nuestros clientes e imaginando de qué forma conseguiríamos sorprenderles, cual sería la manera de ofrecerles algo muy valioso para ellos, capturando su atención en un mercado tan diferenciado y agresivo como el actual.

Si quieres sorprender a alguien, lo primero que hay que hacer es conocerle. Saber quien es tu publico objetivo, estudiarlo, escucharle, hablar con ellos, saber lo que le preocupa y buscar formulas para convertirte en un valor para tus cliente es el primer paso para sorprenderle. Ponte en su piel y razona con su cabeza. Dar antes de recibir; es una formula mágica que te ayudará a encontrar el camino de la innovación. Esto es segmentar.

Aprovecha lo que tus clientes explican para mejorar tu producto o servicio, adaptarlo mejor a sus necesidades, creando nuevos formatos y nuevas modalidades para adaptarte a los cambios y a la continua evolución del mercado y de los clientes. Y hazlo rápido! Anticípate a lo que vendrá aprovechando tu experiencia y la experiencia de tus clientes.

Integra tu departamento de marketing al ciclo de venta de tu empresa, alineando toda tu organización a los objetivos de negocio que hayas marcado; para que los esfuerzos de todos y cada uno se dirijan en la misma dirección y, sobretodo, en beneficio del cliente.

Personaliza, en la medida de lo posible, el servicio o el producto para aumentar la percepción de valor y adaptarlo al máximo a lo que el cliente necesita realmente.

Comunica con tus clientes a través de las redes, aprovechando el potencial que nos ofrecen los nuevos medios sociales.

coherente en todo momento con tu mensaje, tu propuesta de valor y tus objetivos de negocio. Los clientes agradecen transparencia y previsibilidad. Sorprender no es «dejar de piedra»! 🙂

Da la cara cuando las cosas no salen como te gustaría. El que no se equivoca nunca es el que no decide o no trabaja. Una empresa se compone de personas y las personas tenemos el privilegio de aprender de nuestros propios errores.

Cuida los detalles. La innovación no se limita a unas pocas grandes ideas que convierten en millonarios a desconocidos. La innovación está en las pequeñas cosas, en el día a día, en todos y cada uno de los gestos y de las palabras que diriges a tu interlocutor. Enamorale, hazle sentir lo que realmente es: tu razón de ser!

(ver también Píldoras de Conocimiento de Sowre)